Retomamos el camino en cuanto se hace de día, hay personas que empiezan a caminar de noche y solo se ve la luz de la linterna moviendose en una extraña procesión de luces blancas. A mi no me gustaba esa idea, el paisaje merecía ser visto
Hay pequeñas capillas, sitios de Oración, donde se mezclan las supersticiones con las imagenes religiosas en el afan de que los deseos se cumplan, de que se oigan sus suplicas
Tierra de lluvias, donde los caminos se llenan de agua y barro, algunos están preparados como este
se agradece caminar por los carriles en vez de por las piedras que te hacen perder el ritmo y se clavan en los doloridos pies
La llovizna era pequeña, pero un calabobos, si no te pones el chubasquero acabas empapado, lo malo es que al andar el ruido del plastico te estorba, te quita el silencio del camino
Nunca sabes cuando te vas a encontrar con un bar donde tomar un café y un bocado, asi que se ha de cargar con frutos secos y alguna barrita energetica
Y como se agradece esta hospitalidad ¡
Hay Familias haciendo el camino que van con sus crios pequeños, no puedo más que mostrar admiración ante estas personas que van tirando de su cuerpo, su mochila y del carrito de su hijo pequeño
En un momento del camino, escuchamos a la gente chillar, que vienen las vacas ¡
habia que quitarse rápido, subirse a las laderas del camino, las vacas, en su lento caminar, iban recuperando su sendero
Y detrás, la ganadera, que hablaba su dialecto particular, con la mano en la cara me dijo algo de "valia" que fue la única palabra que entendi y le respondi "no se preocupe señora, tendré cuidado", pensando que me decia que tuviera cuidado con la cámara que era muy valiosa
Pero que va, lo que me decía según me contaron los que se partian de la risa a mi alrededor, era que no le fotografiara a ella, que no tenia valia alguna y tapaba su rostro en un acto de timidez.
Se marchó subiendo por una cuesta con su vara en la mano y chillandole a las vacas para que siguieran andando
Quizás esta fuera su casa
En Mercadoiro, nos cruzamos con una pareja muy curiosa
La habiamos visto antes, en el rio, tumbada dormitando después de comer, con su perro guardandole el sueño, pero ahora que la vemos andando no puedo más que pedirle que me deje hacerle una foto a su perro, era un Perro Peregrino, con su mochila a cuestas ¡
Nos cuenta la chica que van los dos solos haciendo el Camino y que su perro ha de contribuir al peso, que lo lleva bien hasta que se lo quita para que se bañe en algún rio,luego le cuesta muchisimo ponerselo. Es una pareja que no pasa desapercibida sin duda.
Seguimos andando y un monje asomado a la ventana nos asombra. Es una tienda de artesanias, pero el monje de lejos parece auténtico, realmente es un buen reclamo
Y poco después aparece ante nuestros ojos el rio Miño, majetuoso, su vista emborracha, con el calor y el cansancio de toda la mañana caminando y el saber que detrás del puente que cruza el rio se encuentra el punto de destino: Portomarin
Y por fin, las escaleras que dan acceso a Portomarin
A buscar un sitio donde comer y una sombra para dormitar.
Los albergues estaban llenos, el polideportivo es la opción que nos dan, lo acomodan para que los peregrinos puedan dormir bajo un techo, pero sin camas. Llamamos al hospitalero de la Granja y por 5 euros viene a recogernos y volvimos a dormir en su albergue. Tiene un nombre muy extraño, Ulpiano, pero yo le llamo Angelito, ya nos ha socorrido por segunda vez
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